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"La belleza es clave del misterio y llamada a lo trascendente" (San Juan Pablo II)

jueves, 24 de mayo de 2012

La belleza es un valor del ser

Irena Sendler

  "¿No es, también, la belleza un atributo del ser? No, responden unos, puesto que belleza implica orden, armonía, y en consecuencia variedad o diversidad; luego la belleza es un atributo del mundo de lo finito y, en particular, del mundo material. 
    Sí, sustentan otros, ya que la belleza no es sino 'la bondad de la verdad' (splendor veri); la belleza es la verdad en cuanto que es amabre o apetecible.
    Nos parece que unos y otros están equivocados. Los primeros, por negarse a relacionar la belleza con los valores supremos, con los valores metafísicos. Los segundos, al no darse cuenta de que, en el plano metafísico, la belleza se identifica con el bien y no constituye un atributo distinto del de la amabilidad del ser.
    Si consideramos el apetito humano completo, descubrimos 'tendencias' complejas, a las que corresponden 'valores' múltiples por parte del objeto del apetito. A la curiosidad de conocer responde la verdad; a la tendencia hacia el fin último de la persona responde el bien moral; al sentimiento estético responde la belleza, armonía de las cosas;  a las tendencias biológicas responden los valores biológicos;  a las necesidades de dominar la materia responden los valores técnicos; al instinto de poseer responden los bienes materiales. El placer de conocer no es el placer de poseer, ni el placer de contemplar la belleza, ni el gozo espiritual que pueda acompañar al amor de Dios, ni la satisfacción del deber cumplido.
     En el plano metafísico, todas estas distinciones se desvanecen, por no quedar mas que dos términos en presencia: ser y voluntad, ser inteligible y apetito intelectual. La apeticibilidad del ser en cuanto ser y la del ser en cuanto verdad coinciden, puesto que para la voluntad en cuanto tal no hay dos maneras de gozar de lo que existe, sino una sola: la manera intelectual; la voluntad goza del ser poseído por la inteligencia; no podría gozar de otra manera. Al igual que no hay dos maneras de poseer el ser en cuanto tal, sino una sola: la intelectual. Por su parte, la amabilidad del ser es el fundamento último de todos los valores humanos, especialmente del bien (moral) y de la belleza" FERNAND van STEENBERGHEN Ontología. Editoral Gredos (1965)

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